lunes, 18 de febrero de 2008
En Sicilia
Hace 10 días, hasta la coronilla del fresquete parisino, decidimos con Emiliano (que por aquel momento estaba de visita en París) alejarnos de tanto tono grisáceo y buscar nuevos horizontes de calor. Merced a la bondad de una amiga siciliana conseguimos que un amigo de ella, que venía a pasar esa misma semana a París, nos prestara su depto en Palermo, así que ni lentos ni perezosos, hacia allá marchamos. La verdad que nos tocó un clima envidiable, primaveral, que nos permitió recorrer con gusto especialmente la parte clásica de la isla (acaso imaginaban que una latinista y un helenista podían hacer algo distinto), como Segesta, Agrigento y Sircausa, y otras ciudades que combinan diferentes períodos, como Cefalú y Taormina. Pero mejor dejo que las imágenes hablen, porque en lugares semejantes, las palabras ciertamente no bastan.
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